Skip to main content
625 90 79 49 / msgpsicologia2@gmail.com

Etiqueta: psicología

Tengo ansiedad… ¿Qué puedo hacer?

La ansiedad es una respuesta innata del ser humano que se desencadena cuando una situación se interpreta como amenazante de alguna manera. En ese momento el cerebro ordena al cuerpo que se prepare para actuar: bien sea blandir un tronco como arma (si la amenaza nos provoca ira), o bien salir corriendo (si nos provoca miedo). En cualquier caso se producen una serie de descargas de hormonas y neurotransmisores al torrente sanguíneo dirigidos a activar el organismo para la respuesta.

Cuando esa preparación se utiliza la respuesta de ansiedad resulta útil y adecuada, pero cuando no lo hacemos porque la situación no es una amenaza real (aunque sí percibida) la energía que se supone hemos de descargar, se acumula en el organismo generando síntomas psicofisiológicos muy molestos. Es decir, tener ansiedad es natural. No lo es tenerla en situaciones que objetivamente no suponen un peligro porque esto es lo que la convierte en un problema.

La ansiedad es el trastorno más frecuente en todo el mundo. Según la OMS, afecta a más de 264 millones de personas. Quien sufre de trastorno de ansiedad, sabe lo mal que se puede llegar a pasar. Los síntomas a veces son tan intensos que la persona puede creer que sufre un ataque cardíaco o algún problema físico que comprometa su vida. Pero esto es solo una percepción: la ansiedad no mata y además se puede aprender a controlarla, a gestionarla.

¿Cómo hacerlo? A continuación te damos algunos tips que te pueden servir de  ayuda.

¿Qué hacer si tengo ansiedad?

Hay personas que sufren ansiedad como reacción puntual frente a situaciones que viven como amenazantes. Sin embargo, para otras es un trastorno crónico y que afecta a su día a día.

Llegados a este punto, es importante buscar ayuda profesional para aprender a manejarla ya que puede ser desencadenante y generadora de muchos problemas físicos ( colon irritable, problemas de digestión, úlceras estomacales, dolores de cabeza…) y ser la causa de tener una menor calidad de vida.

¿Qué hacer si se está pasando por esta situación?

  • Identificar los signos y síntomas de la ansiedad: lo primero que hay que hacer, es tener claro que se trata de ansiedad. La sensación continua de nerviosismo, de peligro inminente, los sudores, temblores, palpitaciones, respiración rápida, sensación de falta de aire y dificultad para concentrarse (entre muchos otros), pueden ser algunos de los signos característicos que nos indiquen que nos encontramos ante una respuesta de ansiedad.
  • Buscar ayuda: si los anteriores síntomas te resultan familiares, es importante buscar ayuda. Se puede comenzar hablando con tu médico de cabecera o un profesional de la salud mental, para así poder fijar un tratamiento que se adapte a tus necesidades. El tratamiento ideal debe incluir terapia, medicación o una combinación de ambas, según el paciente.
  • Aprender técnicas para manejar la ansiedad: en la actualidad existen varias técnicas de manejo de la ansiedad que puedes practicar en casa. Por ejemplo, técnicas de respiración, meditación, ejercicio, yoga e incluso técnicas de relajación muscular progresiva. Tu psicólogo te indicará la más adecuada.
  • Buscar el desencadenante de la ansiedad en cada caso: esto no siempre es fácil, pero es muy importante porque sólo si se sabe dónde está el origen de los problemas de ansiedad, se podrán realizar cambios en el estilo de vida que permitan manejarla de forma adecuada. En algunos casos, puede tener que ver con el descontento en el trabajo, con la autoestima, con el miedo al fracaso o el rechazo, entre otros.
  • Llevar un estilo de vida más saludable: seguir buenas prácticas de autocuidado también puede ayudar a aliviar la ansiedad y a sentirnos mejor. Por ejemplo, comer bien, dormir al menos 7 horas diarias, reducir el consumo de alcohol y cafeína, hacer ejercicio y ocupar nuestro ocio en tareas gratificantes favorecerá que se descargue la tensión, se mejore la autoestima y la autopercepción de una buena capacidad para afrontar las situaciones y se disminuya el nivel de ansiedad.

La prevención también es clave; ya que atajar la respuesta de ansiedad al inicio, antes de que la intensidad sea tan importante que sea incontrolable permite manejarla mejor.

Ahora que sabes cómo identificarla, manejarla, y que es posible superarla…¿Hablamos?

Cómo ayudar a alguien que tiene pensamientos suicidas

El suicidio es una de las principales causas de muerte en España. Es un problema grave que todavía tenemos pendiente atajar y por el cual se puede hacer mucho, dado que afecta a muchas personas y familias cada año. Pero, ¿realmente se puede ayudar a una persona que tiene pensamientos suicidas?

¿Se puede ayudar a una persona con pensamientos suicidas?

Si sabes que un ser querido experimenta algún tipo de pensamiento suicida, no mires hacia otro lado, porque seguro que hay algo que puedes hacer. 

En principio, a veces puede resultar muy difícil saber si una persona está en esta situación. Aunque lo más complejo puede ser saber que hacer, porque no es fácil. 

La forma adecuada de actuar no siempre es la misma porque depende de la persona implicada. En general, esto es lo que puedes hacer: 

  • Escucha: lo primero que puedes hacer para ayudar a un ser querido que está pasando por un mal momento y que planea poner fin a su vida, es adoptar el rol de buen oyente y asegurarse de que la persona se sienta escuchada y comprendida. Para ello, deja que la persona hable abiertamente sobre sus sentimientos y escucha con atención. Solo con este gesto, lo estarás ayudando más de lo que imaginas. 
  • Hazle preguntas y no juzgues: una vez en la conversación, trata de hacerle preguntas pero sin juzgarlo en ningún momento, para que se sienta tranquilo, relajado y responda. Puedes ayudarle muchísimo.
  • Jamás minimices cómo se siente o le digas que se debe sentir mejor: uno de los errores que cometen muchas personas por falta de empatía, es decirle simplemente que debería estar mejor por cualquier razón o minimizar cómo se siente. No todas las personas son iguales, por lo que no debes hacerlo bajo ningún concepto. No lo ayudaría en nada. 
  • Recomienda la búsqueda de ayuda profesional: si todavía no lo ha hecho, puedes mostrarle tu apoyo para que dé el paso de buscar ayuda profesional. Incluso le puedes pedir tú la cita y acompañarlo, si así lo desea, para que se sienta mejor.
  • Si algo no va bien, considera llamar a los servicios de emergencia: en cualquier momento, puedes tener que tomar esta decisión si sientes que la vida de esa persona puede correr verdadero peligro. 

Escuchar y mostrar apoyo a una persona que está pasando por un momento muy delicado y tiene pensamientos suicidas, es lo mejor que puedes hacer por ella. Esperamos que estos consejos te sean de ayuda para gestionarlo.

Aprendiendo de nosotros mismos

Aprendiendo de nosotros mismos

Hacia mucho que no tenía tiempo de escribir artículos en mi blog. Siempre iba “a la carrera” con sesiones con pacientes, compras, casa, etc., y nunca veía el momento de parar. Hacía mucho que no me escuchaba a mi misma. Y mira tu por donde, ha llegado un microscópico ser para pararlo todo y a todos. Vamos a ir aprendiendo de nosotros mismos con MSG psicólogos en Valladolid.

Nunca pensamos que nos arrinconaría hasta obligarnos a permanecer en nuestras casas. Y durante los primeros días, muchos fueron los que se tomaron esto a broma y seguían saliendo a diario a por la barra de pan que era la excusa perfecta para salir, para estar en la calle aunque fuera un momento haciendo cola.

Pero han ido pasando los días y la gran mayoría se han dado cuenta de que es algo serio y que jugar al “despiste” no les va a proteger del contagio. Y poco a poco, las calles han ido quedando desiertas.

Cada uno de nosotros hemos vivido estos días de diferentes maneras pero, en general, como en una montaña rusa: días en los que nos levantábamos con energía y positivismo, días en los que nos podía la angustia y esos otros que pasaban sin pena ni gloria y lo que esperábamos de ellos es que acabaran cuanto antes. Pero después de todo, nos hemos acostumbrado a este nuevo ritmo. Y pasados los primeros días de limpiezas febriles, elaboración de pan, tartas y bizcochos, hemos llegado al punto de ser capaces de hacer poco o nada que no sea estar con nosotros mismos.

Si algo bueno podemos sacar de este confinamiento es la recuperación del silencio. Del físico y de ese otro que nos permite escuchar nuestros propios pensamientos con calma, mirándolos frente a frente y haciendo de ello una relación íntima que nadie más distorsiona.

Hemos acabado saturados de ver gente cocinando o en pijama en las redes sociales. Los adeptos al postureo se han quedado sin munición con la que llenar sus muros en redes sociales. Ya no se puede viajar, salir a cenar, o tomar unas cañas con los amigos. Y colgar fotos de lo bien que nos lo pasamos en la piscina de nuestro chalet, no queda bien, no tiene buena prensa. Sobre todo pensando en la cantidad de gente que está hacinada en casas diminutas y con pocas “comodidades”. Así que, si ya no pueden exhibir su extraordinaria vida (real o ficticia, eso es otro tema).

También hemos acabado cansados de conciertos online, teatros online y espectáculos online. Nos hemos visto la mayoría de series y películas que teníamos pendientes y hemos liquidado varios libros que nos apetecía leer.

La gran mayoría estamos reconcentrados en nosotros mismos y ¡oh, sorpresa!… no estamos tan mal.

Personalmente, echo de menos salir a la calle a pasear, a comprar sin tener que ir con el propio EPI sofocante. Pero cuando lo hago debo confesar que siento algo parecido al miedo. Miedo al posible contagio, a no haberme protegido suficientemente, a tocarme la cara instintivamente. Y solo recobro la tranquilidad cuando vuelvo a casa, me lavo y desinfecto bolsas, zapatos, etc. En ese momento pienso que quizá el salir al exterior esté sobrevalorado.

Por eso me planteo cómo vamos a vivir la vuelta paulatina a la normalidad. Creo que a la gran mayoría nos asalta esa sensación a sentirnos vulnerables en un entorno que no está tan controlado como nuestra casa. Y eso va a hacer que las salidas sean solo las estrictamente necesarias y buscando el máximo distanciamiento social. Nos va a costar encontrarnos con alguien si evaluar si está demasiado cerca, si tose o estornuda “a escape libre”, o si ha tocado ese bolígrafo que pensábamos utilizar… y no digamos aglomerarnos en los grandes almacenes o en bares de copas.

Quizá se produzcan cambios en nuestra manera de interactuar, al menos al principio, y probablemente nos sentiremos extraños cuando de nuevo tengamos que retomar el ritmo trepidante que llevábamos antes de éste “parón” o… quizá no. Quizá nuestro sistema de valores cambie y nos demos cuenta de que lo importante es lo que tenemos dentro, cómo nos sentimos y lo que necesitamos de verdad, porque a la postre, que los demás se enteren de donde estoy cenando hoy ni con quien, ni les va ni les viene.

Quizá cambie nuestro sistema de prioridades. Porque, después de todo ¿qué es lo qué más hemos echado en falta en estos días?: el abrazo de tu padre, el beso de tu madre, poder decir adiós al abuelo que murió o llevarte bien con tu pareja. Pocos nos hemos preocupado de renovar el armario en primavera o de buscar lo último en maquillaje.

Quizá nos hayamos dado cuenta de que aquellas cosas que hasta ahora eran más denostadas (el arte, la música, la repostería, la limpieza, etc.) son las que nos han salvado en estos días y se han hecho imprescindibles.

Quizá empecemos a pensar que hay muchas cosas que cambiar.

O quizá no lo pensemos.

Y esto es lo que realmente da más miedo.

Artículos recientes

El fracaso

El fracaso

Últimamente están llegando a consulta personas con problemas de adaptación a situaciones que han supuesto un fracaso en sus vidas: ruptura de pare...
Volver a la rutina tras el verano

Volver a la rutina tras el verano

Después de unos meses donde ha primado el ocio, las terrazas, playa y vacaciones para la mayoría de las personas (no todas), despedirse de todo el...
Trastornos mentales y violencia

Trastornos mentales y violencia

Hace dos días los medios de comunicación han dado la noticia de que un niño de 11 años ha sido asesinado con 12 puñaladas asestadas por un descono...
La psicología del calor

La psicología del calor

Desde hace prácticamente un mes se abren los informativos anunciando una ola de calor. Y apenas salimos de una, sufrimos otra. Se considera que un...
Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?