¿Que pasa con nuestros niños?
Leyendo el periódico en el desayuno, me encuentro con un reportaje sobre las nuevas formas que tienen los españoles de ir de vacaciones. Entre ellas, me llama la atención un apartado dedicado a aquellos alojamientos sólo para adultos, donde no se admiten niños. Entonces, ¿qué pasa con nuestros niños?. Parece ser que éste tipo de hoteles, casas rurales y apartamentos están viendo crecer sus reservas y su número. De forma que si al principio eran solo tres, ahora ya se cuentan al menos 12 hoteles y otros tantos alojamientos rurales.
El director de uno de estos hoteles explicaba que durante mucho tiempo habían funcionado como un hotel convencional pero que en los últimos años se habían producido múltiples conflictos por las molestias que los niños causaban a los clientes y al personal del hotel . “Fue entonces cuando nos planteamos reconvertir el hotel a solo para adultos”. Lo que empezó siendo una “rara avis” de los hoteles, ha empezado a despegar con fuerza. ¿La razón?: “nuestros clientes vienen a descansar, a relajarse y eso es imposible con niños corriendo y chillando por doquier y padres que no les controlan en absoluto”…
Y aquí empezó mi reflexión. Porque me parece triste que haya que hacer prohibiciones y leyes para todo, cuando nunca ha hecho falta más ley que la del sentido común y el respeto a los demás. Pero claro, precisamente de su falta es de la tinta con que se escriben las prohibiciones.