El “Paro”
Ya hemos hablado muchas veces de la importancia de las relaciones interpersonales en el ser humano. Desde que nacemos, nuestro mundo se va construyendo en base a las relaciones sociales, en base a las personas y tejido relacional que tenemos a nuestro alrededor.
El niño se inicia en los estímulos con la ayuda de su madre y a medida que va creciendo empiezan a entrar en juego más y más personas: padre, hermanos, abuelos, profesores, amigos….La red social se va haciendo así más y más compleja, proporcionando al individuo una fuente inagotable de estímulos, unos positivos, otros negativos pero todos igual de enriquecedores.
Cuando se empieza a empobrecer esa red social, la persona queda más vulnerable ante situaciones difíciles y/o traumáticas. Otras veces es la existencia de éstas situaciones el origen del empobrecimiento de las relaciones sociales y ello se suma a la dificultad de la propia situación traumática.
Esto es lo que ocurre cuando la persona se encuentra en una situación de paro. La pérdida de actividad laboral supone una situación de gran estrés y frecuentemente de soledad. Es una vivencia única que conlleva un alto impacto en nuestras vidas. Se experimenta y vive como una situación traumática que nos hace sentir que salimos del “mundo” y que no encajamos en una sociedad en la que necesitamos sentir que aportamos a su construcción.