Cuando abordamos una terapia de pareja en MSG psicólogos, uno de los primeros pasos que debemos llevar a cabo es el análisis de las variables que funcionan, sino como determinantes, sí como predictores del conflicto y de su posible resolución.
Como ya hemos comentado anteriormente, en el principio de la relación de pareja nos encontramos con algunas características que le son propias y que propician el que la relación sea atrayente y gratificante para los dos miembros de la pareja (que a fin de cuentas es lo que hace que la relación se mantenga). Según esto el amor no es otra cosa que el intercambio complejo de conductas gratificantes en todas sus dimensiones, esto es, tanto a nivel motor, como cognitivo y emocional. Esta elevada tasa de gratificaciones en el inicio de la relación se favorece por:
Todo ello genera el ambiente propicio para que nos sintamos bien con el otro y surja “el amor”.
¿Cuándo se desarrollan los conflictos entonces?….
Es de suponer que cuando esos elementos favorecedores cambian, empiezan a surgir los desacuerdos, porque discutir por el restaurante al que vamos a ir a cenar no genera un conflicto de igual dimensión que si discutimos sobre las relaciones con la familia política ¿no os parece?. Es decir, cuando la pareja empieza a convivir más tiempo, tienen ocasión de tomar decisiones importantes y de afrontar problemas conjuntamente, es cuando surge un choque entre las expectativas y la realidad. Y cuando ese choque es significativo los intercambios de comportamientos aversivos aumentan y disminuyen las gratificaciones, gestándose a partir de éste momento el conflicto. Que el conflicto avance o no dependerá de algunas características de la pareja:
Generalmente las parejas que tienen problemas, suelen presentar déficits y/o falta de habilidades en los siguientes aspectos entre otros:
Intercambio de reforzamiento.
Una pareja “está enamorada” cuando el intercambio de conductas que se establece entre ambos es reforzante o gratificante en algún nivel. Está demostrado que las parejas que tienen problemas, intercambian menos gratificaciones que las que no los tienen.
Por otro lado los comportamientos son interdependientes, es decir, que la conducta de uno está en función de la del otro y a la inversa, de modo que ambos son corresponsables tanto del conflicto como de su resolución.
Habilidades de comunicación
Las parejas en conflicto son deficientes en habilidades de comunicación y de resolución de problemas. Al parecer suelen utilizar formas de control basadas en el castigo y el reforzamiento negativo, intentando influir en el otro mediante estimulación aversiva del tipo “criticas”, ”amenazas” o ”chantajes” para obtener el cambio que desean, lo cual, lógicamente crea insatisfacción, interacciones tensas y evitación mutua.
Siendo que la comunicación es un componente esencial tanto en la negociación como en la salud general de la pareja, es fundamental identificar donde se centran los problemas en éste sentido y trabajar para mejorarlos.
Ya vimos que los problemas de comunicación pueden darse en cualquiera de los elementos del proceso comunicativo. Concretamente tratándose de la pareja…
Resolución de problemas.
Las parejas en conflicto carecen de la habilidad para resolver los múltiples problemas que la convivencia y la relación con los hijos plantea diariamente. Generalmente estas parejas, cuando intentan resolver un problema especifico, mezclan en sus discusiones otros problemas secundarios e irrelevantes que hacen que se convierta en una lista de acusaciones mutuas que no sirven para resolver el problema pero generan negatividad emocional y agudizan el conflicto.
Las parejas con problemas tienen dificultades para:
…que son los pasos básicos para resolver un problema.
Reciprocidad.
En cualquier relación, la tasa de gratificaciones que se aportan, se hacen sobre una base de reciprocidad. Esto no significa que no haya momentos en que esta reciprocidad no se dé, pero debe haber un cierto equilibrio pues de lo contrario el que más pone percibe la relación desigual y por lo tanto aversiva. Pues bien, en las parejas con problemas éste equilibrio no existe. Además es más frecuente la reciprocidad negativa, definida como la tendencia a responder inmediatamente a respuestas negativas del otro con una respuesta también negativa.
Determinantes cognitivos
Sabemos que no respondemos al mundo real, sino al mundo que percibimos. Nuestra valoración e interpretación de las conductas del otro en función de nuestras características psicológicas, serán determinantes para que estemos o no satisfechos en nuestra relación de pareja.
Hay ciertos hábitos perceptivo-cognitivos que aparecen con frecuencia en las parejas con conflictos:
Como a lo largo de la relación cada miembro de la pareja compara el resultado de su vida de relación con alternativas ya pasadas, presentes o futuras, si estas alternativas se muestran más atractivas que la presente es más probable que se abandone la relación (por ej. si existe un amante) que cuando no se perciben alternativas válidas ( por ej. no existe una independencia económica).
Como vemos son muchas las cosas que “pueden ir mal” y es tarea del Psicólogo analizar y evaluar todos estos aspectos, así como implicar a los dos miembros de la pareja en el proceso terapéutico haciéndoles ver cuales son los mecanismos que explican la aparición, mantenimiento y/o extinción, en su caso, de los comportamientos. Hacerles conscientes de que ambos son corresponsables de la conducta del otro y la importancia que tiene su participación activa en la terapia es fundamental para el éxito de la misma. Además es importante que entiendan bien los mecanismos de aprendizaje para que se sientan motivados a trabajar en ellos y les sirvan como herramientas para poder solucionar los conflictos presentes y los que pudieran surgir en un futuro.
Autor: Montserrat Sanz García
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