Cuando la pareja acude a consulta por primera vez, en MSG psicólogos, evaluamos el problema en base a las versiones que ambos, cada uno por su lado, ofrecen sobre la relación y lo que consideran que va mal. Pero lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones estas valoraciones que cada uno realiza son inexactas, mediatizadas por emociones y percepciones algunas veces poco ajustadas a la realidad; y que debemos tener en cuenta, por tanto, en su justa medida.
Una vez se les explica los requisitos necesarios para emprender la terapia, se consigue su implicación y que comprendan de qué forma son causa y efecto del problema, iniciamos una fase de evaluación más “operativa”. Es decir, se intenta identificar el problema de una forma más objetiva, basándonos en datos concretos y por lo tanto sobre los que podamos trabajar de forma efectiva.
La forma de recabar la información necesaria se lleva a cabo (como en cualquier otro proceso de psicodiagnóstico, por otra parte) a través de entrevistas con ambos miembros de la pareja por separado y conjuntamente. De ésta forma no solo obtenemos información a través de lo que nos dicen sino con la observación sobre la forma en que interactúan en general y en temas concretos en particular (por ej. recordamos el caso de una pareja donde surgía una gran agresividad al hablar de la hermana de él). La observación es uno de los métodos de evaluación más importantes en ésta terapia, pero también lo son los cuestionarios que deben cumplimentar cada uno por su lado y que, aparte de ofrecer información importante al evaluador, les ayudan a ellos a ver de forma más concreta las fuentes del problema en la relación. Con éste objetivo se utilizan:
En general, tanto con los cuestionarios como con la observación, los aspectos en los que se hace mayor hincapié en su análisis son los siguientes:
La expresión de sentimientos: Porque la expresión de estados de ánimo puede ser motivo de conflicto o no según se haga o no de forma adecuada. Expresiones como me hartas…”, “no te aguanto…”…encierran un tono de acusación y/o agresión que interfieren en el diálogo con la pareja. En cambio cuando decimos “cuando te comportas así me siento irritada…” o “cuando me hablas en ese tono me siento mal…”, estamos reconociendo nuestra propia responsabilidad en nuestro estado de ánimo y eliminan el tono de acusación al otro. En otros casos, el “fallo” aparece a la hora de expresar emociones positivas. Decir “estás muy guapa” mientras miramos la TV puede considerarse ficticio, mientras que si decimos lo mismo abrazando a nuestra pareja el impacto emocional será mayor.
Las descripciones de los problemas: Porque el como la pareja describe sus problemas determina de forma importante que sean capaces de llegar o no a una solución. Las parejas en conflicto suelen expresar las quejas en términos vagos y generales: “cada día estamos peor”, “podías esforzarte mas”, ”no nos entendemos”…lo cual hace que la comunicación se base más en la interpretación y/o adivinación de lo que el otro desea, que en la definición de forma precisa y concreta. Cuando decimos “todas las noches discutimos por causa de las llamadas de telf. de tu madre” estamos concretando cual es la fuente del conflicto y es más sencillo encontrar un comportamiento alternativo.
El análisis y solución del problema: Las parejas en conflicto suelen explicar el problema de forma que no da información acerca de cómo se puede cambiar la situación. Decir “eres tan desordenada como todos los de tu familia”, acusa, agrede y no le da pistas sobre cómo hacerlo de otra manera. Decir “no me gusta encontrarme tu ropa por el suelo. ¿Puedes recogerla mientras yo guardo la mía y recojo la habitación?”, le ofrece al otro el comportamiento alternativo que deseamos. Es decir, se trata de ser operativo y concreto y dejar las abstracciones y vaguedades para los “adivinos”.
Las Habilidades de Comunicación: Uno de los aspectos más importantes dentro de la relación de pareja, porque como ya hemos visto en distintos artículos es una de las fuentes de conflicto más importantes en cualquier relación interpersonal. Analizar las habilidades comunicativas y el lenguaje verbal y no verbal de cada uno de los componentes, para identificar donde están los déficits, es fundamental.
Que haya o no contacto visual, el uso de las manos para resaltar contenidos del mensaje, una expresión facial adecuada, la postura del cuerpo, el volumen y el tono de voz, la cercanía, el contacto físico con el otro mientras se habla, etc.…son solo algunos de los aspectos a analizar y tener en cuenta, como facilitadores de un conflicto y también como herramientas a utilizar para modificar comportamientos (por ej. si el escuchar al otro y responderle de forma positiva, es consecuencia de que comparta experiencias de lo que hace en el día, actuara como un refuerzo positivo).
Una vez que hemos realizado el análisis y la evaluación del/los problema/s, estableceremos una estratégia de trabajo a lo largo del proceso terapéutico para “enseñar” alternativas de comportamiento en aquellos casos en que sea necesario y mostrar a ambos miembros de la pareja cómo pueden utilizar sus repertorios propios de conducta de una forma más adecuada para que la relación sea fluida y gratificante.
En próximos artículos veremos cómo hacerlo.
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