Modelo conductual-cognitivo-social
Modelo conductual-cognitivo-social
Todos los profesionales de la psicología, como en MSG psicólogos, basamos en mayor o menor medida nuestro trabajo en un modelo teórico concreto que determina la forma de abordar los problemas de los clientes/pacientes y de intervenir sobre ellos. Por eso queremos explicar cual es nuestro modelo teórico.
En un artículo anterior (Qué es la Psicología) ya explicábamos como los orígenes de la Psicología se encontraban en la filosofía, al introducir ésta el concepto aristotélico de psyke como un elemento o realidad distinta e independiente del cuerpo físico.
Desde Aristóteles muchas han sido las formas de entender el concepto. No vamos a realizar un recorrido histórico que probáblemente aburriría a nuestros lectores, baste decir a modo de resumen, que lo que comenzó entendiéndose como un elemento independiente del cuerpo ha acabado considerándose parte del propio organismo y elemento que determina y es determinado, que influye y es influido, tanto por lo que ocurre en el propio organismo como por lo que ocurre en el exterior del mismo. Esta concepción está en la base del modelo teórico conductual-cognitivo-social que marca nuestra forma de abordaje y resolución de los distintos problemas por los que nos consultan.
Existen muchos otros con ventajas e inconvenientes, (como el propio modelo conductual-cognitivo-social) , pero personalmente consideramos que su visión global del ser humano y consecuentemente a ello, la utilización de una metodología tanto de evaluación como de tratamiento igualmente global, es mucho más completa y efectiva para la intervención sobre muchos de los problemas psicológicos que generan malestar en el ser humano.
Bandura (1974,1978), ya planteó un modelo que denominó de “determinación recíproca” en el que tanto la conducta, como la persona u organismo, y el ambiente se determinan reciprocamente según la representación esquemática que vemos abajo:
La conducta actúa e influye tanto en el ambiente como sobre el propio emisor de la misma (la persona). También el organismo, la persona, es considerada como una fuente de influencia, un sujeto activo modificador del ambiente. Por su parte el contexto es aceptado jugando un doble papel sobre el sujeto: es capaz de provocar en él determinadas conductas, así como es responsable, desde el pasado, del repertorio de conductas con las que cuenta el individuo (entre las que se encuentra la visión que la persona tiene del ambiente actual). Organismo, ambiente y conducta se determinan de ésta forma recíprocamente.
En el modelo conductual-cognitivo-social, no obstante dado que el objetivo fundamental del mismo es actuar sobre aquellos aspectos objetivables y manipulables (por tanto actuales, puesto que el pasado no se puede cambiar), la importancia que se concede a la historia del individuo es tenida en cuenta para entender las actuaciones del mismo, pero es relativa y secundaria frente al ambiente actual que es donde se encuentran las principales variables que mantienen y/o controlan las conductas por las que se consulta, y que son las que se pueden modificar.
En cuanto al organismo, tendremos en cuenta sus condiciones biológicas (ej. estado físico, funcionamiento nervioso, drogas…) y los repertorios básicos de conducta que incluyen aquellos comportamientos estables procedentes de los sistemas cognitivo-verbal (ej. capacidad intelectual, aptitudes…), emocional-motivacional (ej. expectativas, percepción del ambiente…) y sensomotor (ej. motricidad fina, tics nerviosos…).
Por último la interacción de la persona con el medio dará lugar a conductas que a su vez revierten (siendo a la vez causa y consecuencia) en ambos factores. Estas conductas, que son el resultado observable de los demás factores, se estudian en sus tres dimensiones: motora (ej. llorar, reír…), cognitiva (lenguaje interno, automensajes, atribuciones…) y psicofisiológica (ej. tasa cardiaca, actividad cortical…).
De éste modo, el anterior esquema se enriquece quedando de la siguiente manera:
Así, la evaluación requiere tener en cuenta todos estos factores y del mismo modo, la estrategia de intervención (terapia) tendrá como objeto a todos ellos.
Se trata, como decíamos, de una visión integral del sujeto y del problema por el que consulta, y por ello los resultados de la intervención son eficaces, generales y generalizables.
Autor: Montserrat Sanz García
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