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Métodos y herramientas para pensar en positivo

 |  MSG Psicología

Desde MSG psicólogos, vamos a daros unos métodos y herramientas para pensar en positivo. Como ya hemos visto en un artículo anterior, el pensamiento positivo está en la base de nuestros sentimientos y junto a estos, explica nuestros comportamientos. Es por ello que fomentar el pensamiento positivo es tan importante para hacernos sentir bien, capaces, autovalorarnos y en consecuencia tener más éxito en la vida o cuando menos vivir más adaptados con nuestro medio ambiente.

En el presente artículo responderemos a la pregunta que todos os estáis haciendo ahora: “ Vale, muy bien, es muy importante pero…¿cómo lo hacemos?…”

Vamos a mostrar algunas ideas/herramientas y métodos que ayudan a fomentar una forma de pensar positivamente desde el primer día. Es recomendable aplicarlas de forma constante y desde este mismo momento, siendo aconsejable marcarse un objetivo para practicarlo cada día.

Vamos allá:

A la hora de fomentar el Pensamiento Positivo tenemos que tener en cuenta que cualquier pensamiento suele producirse de forma no consciente. Es decir, podemos estar teniendo constantemente pensamientos negativos, sin que seamos conscientes de ello. Únicamente nuestras emociones nos ponen en alerta sobre lo que está ocurriendo en nuestra mente. Por tanto uno de los primeros ejercicios fundamentales que debemos realizar, es “hacernos conscientes “ de todos esos pensamientos negativos que minan nuestra autovaloración, nos hacen sentir mal, incapaces y por tanto, condicionan nuestras competencias.

En la mayoría de los casos basta con detenerse a analizar que cosas han estado dando vueltas por nuestra cabeza la mayor parte del día, para darnos cuenta de que en aquellas ocasiones en que nos hemos sentido desanimados, ansiosos, etc.… se estaban dando pensamientos negativos referidos a las situaciones que vivimos pero que además implican una valoración negativa de nosotros mismos. Por ej.: sin saber por qué hemos estado especialmente nerviosos e irritables y cuando reflexionamos sobre ello nos damos cuenta de que todo ha empezado al llegar al trabajo; nos han pedido realizar un informe que tenía que hacer otro compañero y apremiándonos para entregarlo en una hora.

En un principio podemos pensar que la ansiedad se debe a las prisas y al deseo de hacerlo bien…ahondando un poco más en el asunto, cuando nos preguntamos qué nos pasó por la cabeza en esos momentos, surgen frases como “…siempre me como todos los marrones, me toman por tonto, ¡claro como yo nunca digo nada!…me pisan y encima con prisas para que no pueda hacerlo bien y luego me digan que está incompleto, etc.…”.Métodos y herramientas para pensar en positivo

Con este dialogo interno estamos poniendo de manifiesto ciertos problemas (como falta de asertividad) que podríamos mejorar con las herramientas adecuadas, pero fundamentalmente lo que vemos son autovaloraciones negativas del sujeto (“soy tonto, me pisan, me callo con todo…”) que le llevan al autoconvencimiento de que NO ES CAPAZ de cambiar esas situaciones negativas y que por lo tanto la vivencia de las mismas se va a repetir una y otra vez sin que él pueda hacer nada por evitarlo.

Con esto ya hemos conseguido dos cosas: ser conscientes de la existencia de pensamientos negativos y darnos cuenta de hasta que punto determinan nuestro estado de ánimo y nuestros comportamientos.

Esta herramienta que parece muy sencilla entraña su dificultad, porque la mayoría de las personas tienden a identificar pensamiento/situación lo cual es erróneo como hemos podido ver en el ejemplo anterior. Se requiere, por tanto, una práctica continuada para que seamos capaces de identificar nuestros pensamientos de una forma efectiva. Una vez conseguido esto con una cierta fluidez es el momento de incluir otro ejercicio:

Cambiar nuestro pensamiento negativo en pensamiento positivo. En un principio puede resultar muy difícil, porque como decimos  los pensamientos negativos están dotados de la fuerza de la costumbre. Pero lo cierto es que la mente solo puede pensar en una cosa cada vez. Es imposible pensar dos cosas al mismo tiempo. En un primer momento puede que lo más útil sea pensar en otra cosa que no tenga nada que ver con lo que nos ocupa la mente. Por ej. centrarnos en pensar qué podemos regalar a nuestra pareja por su cumpleaños, qué cocinar para comer, etc.…De ésta forma no evitaremos que aparezcan, pero al menos conseguiremos que no den vueltas y vueltas convirtiéndose en algo enorme que no podamos manejar.

En un segundo paso, se trataría de cambiar el pensamiento negativo en su opuesto. Pero no en una nueva afirmación vacía de contenido y por lo tanto “increíble”, sino basada en algo real. Es decir si nuestro pensamiento negativo es: “No soy capaz de exigir mis derechos y todos me toman por tonto…”, cambiarlo a positivo pensando “…yo no soy tonto y soy capaz de exigir mis derechos…” de forma mecánica, no nos dará ningún resultado porque es una frase carente de contenido real. Sin embargo si pensamos que: “en otras ocasiones sí he sido capaz de exigir respeto; por lo tanto en el trabajo también puedo hacerlo…”, es más fácil que nos resulte creíble, puesto que estamos basando la afirmación positiva en algo tangible y real que pertenece a nuestra propia experiencia.

A partir de aquí, la perseverancia en el “entrenamiento” con éstas herramientas y la generalización que se produce en el momento en que los nuevos cambios se ven reforzados de forma positiva, llevan al éxito consiguiendo un aumento de pensamientos positivos y, en cadena, una mejor valoración de nosotros mismos, mayor autoestima y mayor capacidad de enfrentarnos con éxito a los avatares vitales. Métodos y herramientas para pensar en positivo

Cuando ya somos capaces de vernos de forma más positiva a nosotros mismos, nos vamos gustando más, nos volvemos más tolerantes con nuestros errores y puntos débiles y nos sentimos más capaces de modificarlos y mejorar porque NOS SENTIMOS CAPACES. En éste momento es adecuado elaborar proyectos de superación personal que nos permitan mejorar aquellas cosas que no nos gustan tanto de nosotros mismos. Pero por no hacer pesada la lectura, este siguiente paso será objeto del próximo artículo.

Autor: Montserrat Sanz García

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