En muchas ocasiones la insatisfacción y el malestar que lleva a los pacientes a la consulta tiene más que ver con las expectativas incumplidas que con cualquier otro factor.
Expectativas con respecto a las personas que nos rodean, con respecto a la vida laboral que tenemos y expectativas incumplidas con respecto a nosotros mismos.
Nos planteamos ciertos objetivos en nuestras vidas que desafortunadamente raramente se cumplen en su totalidad y ello nos lleva a una situación de frustración con la consecuente autovaloración negativa y la aparición de estados emocionales negativos.
El ser humano es así. Nuestra mente genera una imagen de lo que debemos conseguir en nuestra vida: trabajo, pareja, casa, familia…independientemente de la situación y las posibilidades reales en las que nos encontremos. El choque es inevitable.
Hay quienes se consideran unos fracasados porque no han conseguido un trabajo estable a sus 30 años con dos licenciaturas y varios masteres. Ciertamente no es una situación ideal y tiene poco de positivo. Pero por muy buena que sea la situación si la comparamos constantemente con lo que esperábamos y no tenemos, evidentemente siempre saldrá perdiendo. Consecuencia: 1. Habrá una incapacidad para disfrutar de lo que tenemos (poco o mucho), y 2. La frustración que se genera dará lugar a emociones negativas que nos harán sentirnos mal y con menos capacidad para conseguir algo de lo que queremos.
Este “mal” es frecuente y se hace especialmente evidente en las relaciones de pareja. La mayoría de los problemas empiezan a generarse porque: “yo esperaba que fuese más cariñoso”, “pensé que compartiríamos el gusto por la aventura”, “creí que cambiaría sus hábitos una vez viviéramos juntos”…Seguro que todos hemos escuchado argumentos de este tipo entre nuestros amigos y conocidos.
Las expectativas incumplidas, o más bien las falsas expectativas están en la base de la “infelicidad”. Por ello es tan importante aprender a ajustarlas correctamente.
¿Quiere esto decir que no podemos proponernos sueños ideales, metas difíciles u objetivos complicados?…Por supuesto que sí. Pero siendo conscientes de la dificultad y ajustando las expectativas a la realidad. ¿Cómo?:
Si eres capaz de plantear tu vida desde ésta nueva perspectiva conseguirás disfrutar de cada momento que vivas, de cada experiencia y de cada persona que te acompañe en tu camino
Y conseguirás acercarte, casi sin darte cuenta, a tus objetivos finales y ajustados a tu realidad. Puede que ésta nueva actitud sea lo que más te acerque a algo parecido a la “felicidad”
Autor: Montserrat Sanz García
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