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Autor: MSG Psicología

Lo que nos viene: La Inteligencia Artificial (IA)

La Inteligencia Artificial lleva acompañándonos desde hace más tiempo del que pensamos. Los robots aspiradora, los de cocina, los asistentes de voz (Siri, Alexa…), los smartphones, aparatos y herramientas del ámbito sanitario y quirúrgico, dispositivos de GPS, drones… Todos estos recursos han ayudado al ser humano en su día a día favoreciendo el desarrollo de nuevas tecnologías y posibilidades para facilitar la vida diaria. Por ello, asustarnos ahora con la aparición de la IA, resulta pueril puesto que llevamos tiempo conviviendo con ella.

No obstante, las alarmas saltan cuando hablamos de que esta tecnología pueda ser aplicada como sustituto en tareas esenciales que los seres humanos desarrollamos en nuestro trabajo. Pensar que puedan sustituirnos en nuestra actividad diaria/trabajo genera una alarma comprensible porque nos lleva a una revolución en nuestro planteamiento económico comparable a la que se dio en la revolución industrial tras la aparición de las máquinas de vapor. Sin embargo, es impensable volver atrás. Plantearnos una vida sin lavadoras, frigoríficos u ordenadores resulta una distopía difícilmente asimilable. ¿Podríamos vivir sin todas esas cosas? …Por supuesto: el ser humano ha llegado donde ha llegado gracias a su capacidad de adaptación, y nos adaptaríamos a prescindir de todo aquello que nos facilita la vida. Otra cuestión es que estemos dispuestos a hacerlo y por qué.

El ser humano cada vez vive más años, y lo ha conseguido entre otras cosas porque ha ideado herramientas y maquinaria que facilitan gran parte de los trabajos físicos a realizar. Esto ha posibilitado también mayor disponibilidad de tiempo para el ocio y el autocuidado que, junto al avance de la ciencia médica, es la responsable de una mayor esperanza de vida y con una calidad mayor. Las tareas intelectuales han adquirido en la actualidad mayor preponderancia al no ser tantos los trabajos que requieran esfuerzo físico.

Y aquí aparece el temor a la IA. Porque a pesar de que está presente entre nosotros (como hemos dicho) desde hace un tiempo, ahora se abre la puerta a que determinadas actividades cognitivas/intelectuales puedan ser desarrolladas a partir de un software que pueda “pensar” y sustituir así a las personas.

Es cierto que las nuevas posibilidades nos enfrentan a un mundo complejo, con muchas variables dinámicas. Ya que, conforme los útiles son más complejos nuestro desarrollo e interacción también lo es, abriendo nuevos retos, caminos y también miedos.

El miedo más extendido en el presente es que los trabajadores que realizan tareas físicas/manuales sean reemplazados en su totalidad por robots. ¿es eso cierto?. No hay certeza de que esto vaya a ocurrir, sin embargo, todo se dirige hacia hacer una vida más cómoda para todos/as, por lo que probablemente las personas que hacen algún movimiento repetido en su jornada tendrán que reconvertir su actividad (tal vez deban supervisar la máquina, por ej.). Por lo que, en principio, lo que cambiarán serán los puestos de trabajo y la manera de desarrollarlos.

Temer el futuro es usual ya que lo desconocido nos plantea escenarios que aún no dominamos y nos generan incertidumbre. Sin embargo, vivir angustiados/as por el mismo no ayudará a que ese camino sea más seguro. Tendremos que confiar en nuestras herramientas para afrontar nuevas situaciones y en que nuestro yo del futuro será capaz de resolverlas.

Además, pensar en la amenaza que puede suponer la IA no le resta todas las posibilidades que supone en la mejora de muchos aspectos de nuestra vida. Alexa o Siri, o nuestros relojes inteligentes, forman parte de nuestro día a día y son dispositivos que nos permiten acceder a funciones beneficiosas para nosotros (pedir ayuda ante un accidente, localizar a alguien perdido…), suponiendo incluso en algunos momentos una herramienta para paliar la soledad, al permitir mayor interacción con familiares y amigos que están lejos.

Ya en 2013 la película “HER” ponía sobre el tapete muchas de las cuestiones que hoy ya no nos resultan tan novedosas.

La IA ha venido para quedarse. Nosotros hemos de decidir cómo y para qué utilizarla. Debe ser la ley la que regule el uso correcto sin perder de vista un código deontológico que nos proteja de un mal uso o abuso y permita que la IA siga favoreciendo nuestro día a día evitando atentar contra nuestra integridad física y/o psíquica. Conoce todos nuestros servicios de psicología para ver cual te podría ayudar.

Llega enero y aparece la obsesión por adelgazar: Un análisis crítico sobre las resoluciones de año nuevo

Con la llegada del nuevo año, es común que muchas personas se sumerjan en una ola de resoluciones, y entre las más recurrentes se encuentra la obsesión por adelgazar. Este fenómeno, conocido como la “obsesión por la pérdida de peso en enero”, ha sido objeto de debate en los últimos años debido a sus implicaciones para la salud mental y física.

La presión social y los estándares de belleza que perpetúan la idea de un cuerpo delgado como sinónimo de éxito y felicidad contribuyen en gran medida a esta obsesión estacional. Las redes sociales, revistas de moda y programas de televisión muestran imágenes de cuerpos “perfectos”, creando una ilusión inalcanzable que desencadena en muchas personas el deseo compulsivo de perder peso al comenzar el año.

Sin embargo, es esencial reflexionar sobre la efectividad y la sostenibilidad de estas resoluciones centradas en la pérdida de peso. Las dietas extremas y las rutinas de ejercicios agotadoras a menudo llevan a resultados temporales, y muchas personas terminan abandonando sus metas antes de alcanzar un cambio significativo. Este ciclo de intentos y fracasos puede tener consecuencias negativas para la autoestima y la salud mental.

Además, la obsesión por adelgazar puede desencadenar trastornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia, que ponen en peligro la salud física y mental de quienes los padecen. La sociedad debe alejarse de la glorificación de la delgadez extrema y fomentar un enfoque más saludable y equilibrado hacia el bienestar.

En lugar de establecer metas poco realistas centradas únicamente en la apariencia física, es importante adoptar un enfoque holístico para mejorar la salud general. Esto incluye la práctica de hábitos alimenticios equilibrados, la incorporación de actividad física regular y el cultivo de una mentalidad positiva en relación con el propio cuerpo.

Es crucial fomentar la aceptación del cuerpo tal como es y promover la diversidad de tallas y formas. La belleza no debería estar limitada a un estándar único, sino que debería abarcar la diversidad y la individualidad. La autoestima no debería depender del peso corporal, sino más bien de la salud emocional y física en general.

En lugar de caer en la trampa de la obsesión por adelgazar en enero, las personas deben considerar establecer metas realistas y alcanzables que promuevan un estilo de vida saludable. Estos objetivos tienen que incluir la incorporación de alimentos nutritivos, la práctica regular de actividad física que se disfrute y el cultivo de una mentalidad positiva hacia el cuerpo.

En conclusión, la obsesión por adelgazar que surge con la llegada de enero es un fenómeno que debe ser abordado con precaución y reflexión. La sociedad debe trabajar hacia la desmitificación de los estándares de belleza poco realistas y fomentar un enfoque más compasivo y equilibrado hacia la salud y el bienestar. Al adoptar un enfoque más holístico y aceptar la diversidad de cuerpos, podemos construir una sociedad que promueva la verdadera salud y felicidad en lugar de obsesiones estacionales insostenibles.

Si no puedes, no dudes en pedir ayuda

Si, a pesar de intentarlo y poner todo de tu parte, no lo consigues, no dudes en buscar ayuda de un profesional como un psicólogo o terapeuta familiar para así exponer tu caso.

Nuestra consultas MSG PSICOLOGÍA, psicologa en Valladolid y Laguna de DueroTrastornos mentales y violencia

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¿Influye el porno en la sexualidad?

En la actualidad, genera debate qué acceso tienen en especial púberes y adolescentes a contenido pornográfico así como otro tipo de contenido apologético suicida, patógeno.. porque podría estar interfiriendo de manera directa e indirecta en su comportamiento. Forma parte del sentido común que nuestra manera de ser, actuar y pensar está influido por lo que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida. Y este tipo de contenido forma parte de lo que se aprende.

Cuando hablamos, por tanto, de cómo influye el porno a la hora de relacionarnos sexual y afectivamente, hay una parte muy lógica que ya imaginamos. Pero, si hacemos un análisis más profundo, ¿de qué manera nos perjudica?, ¿existe algún beneficio?, ¿rompe tabúes sexuales o los genera?

En el caso del porno, hacemos referencia al contenido pornográfico que nos llega a través de anuncios, videos, fotos, blogs, directos… bien buscado o percibido de manera involuntaria. 

La sexualidad es el conjunto de comportamientos y prácticas que expresan el interés sexual de los individuos. Dadas las múltiples funciones que desempeña está presente desde que nacemos como un factor biológico fundamental, que en combinación con los factores sociales condicionan en cada individuo como sentir y expresar los aspectos relativos al sexo biológico, la reproducción, la orientación sexual, el erotismo, la intimidad, el placer y el género. En el ser humano la sexualidad va más allá de la mera función de reproducción de la especie cumpliendo también funciones afectivas.

El individuo es sexual desde que nace hasta que muere. Sin embargo, en las diferentes etapas la sexualidad se vive de una manera diferente. Las hormonas serán responsables en gran medida de las diferentes sensaciones sexuales.

Especialmente, en la etapa adolescente se está produciendo un ajuste hormonal que nos permite desarrollarnos y preparar al cuerpo para una posible procreación. La libido aumenta en la mayoría de los casos, por lo que el deseo sexual está más presente que nunca.

Esto unido a que en estas edades el sexo está más que limitado (espacios, tiempos, poca intimidad…) los/las menores acceden a cualquier contenido virtual gratuito que satisfaga su curiosidad. Y asi acceden a contenido virtual donde en la mayoría de las ocasiones les llegan: vejaciones, violaciones, cosificación (especialmente de la mujer), degradación del sexo (acotándolo únicamente al coito o al sexo oral), encuentros fortuitos sin una relación previa ni afectiva, o comportamientos fetichistas en torno a “las madrastas”, “las maduras”, “las vírgenes”, profesiones en torno al cuidado y encasillado en la mujer (enfermera, psicóloga, profesora…).

A las personas que no acceden o buscan este tipo de contenido, en muchas ocasiones, les aparece en forma de banner: “Tatiana quiere hablar contigo, ¿quieres pasar un rato divertido con ella?” unido a su foto en la que destacan sus atributos sexuales. Nuestros adolescentes crecen con este tipo de contenidos llegando a normalizarlos y dando lugar a comportamientos imitativos que están muy lejos de las relaciones sexuales sanas e igualitarias.

Ciertamente, otras generaciones previas se han criado en entornos en los que la erotización estaba en un tobillo, un hombro o una mujer con bikini, dándose especial importancia al aspecto físico. Sin embargo el público al que se dirigían las publicaciones o films de éste tipo era muy concreto y específico (hombres heterosexuales) y poco accesible a los menores.

Es algo evidente que la buena información y/o educación sexual es fundamental para que nuestros jóvenes adquieran un conocimiento adecuado de cómo sentir y relacionarse con una pareja sexual. Por ello, explicar que las caricias, el buen trato, el placer a través de los orgasmos y de los detalles y del cuidado de la otra persona engloba la sexualidad, es fundamental.

La literatura o las películas eróticas pueden ser estimulantes e instructivas siempre que reflejen situaciones de interacción sexual en las que haya un respeto de los participantes, no exista violencia y se muestre un respeto e igualitarismo entre ellos. Lo contrario significa normalizar comportamientos lesivos y someterse a un hiperestimulación que puede llevar a problemas en las relaciones “reales” en las que esas fantasías no pueden realizarse, no siendo extraño que aparezcan problemas de erección , por ej. en hombres con consumo intenso de pornografía.

Como norma básica tener en cuenta que la sexualidad, el sexo, es más estimulante y gratificante cuando se da piel con piel, dejando a un lado la ficción. Mirar a los ojos al otro y explorar formas de procurarle y procurarse placer respetando sus deseos y teniendo en cuenta sus necesidades es el camino de un sexualidad saludable.

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Por qué ha aumentado la violencia sexual y de género

En la actualidad es muy frecuente escuchar o leer en los medios de comunicación; noticias, artículos o enunciados referidos a la violencia machista, de género, sexual… Forma ya parte de nuestras conversaciones porque de uno u otro modo afecta de forma transversal a toda la sociedad, conectando con temas políticos, económicos, penales… Pero: ¿Por qué ha aumentado la violencia sexual y de género?

Responder a esta pregunta no es sencillo porque se trata de un problema en el que son muchos los factores a tener en cuenta: aspectos culturales, educativos, penales, sociales…, todos ellos complicados de abordar.

La violencia hace referencia al uso de la fuerza y/o coacción de cualquier tipo para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo. Es un acto que viola la libertad de otra persona y puede ser de tipo sexual, físico, psicológico y/o económico. Durante mucho tiempo se consideró que había violencia cuando ésta se manifestaba a través de la agresión física. Afortunadamente, con posterioridad, se entendió que la violencia psicológica es tan lesiva o más que la física y se incluyó dentro del concepto de violencia de género. Y es que las amenazas, humillaciones, desprecios, insultos, chantajes…no dejan una marca en la piel pero sí en la autopercepción de la víctima; siendo más difíciles de recuperar que un hueso roto.

Lo mismo ha ocurrido con respecto a la violencia sexual. Se ha pasado de considerar que existía cuando se producía una violación a incluir dentro del concepto los comentarios, insinuaciones no deseadas, tentativa de consumar un acto ejercidos mediante la coacción.

En la violencia de género , la violencia se ejerce en función del sexo. Es decir, se da contra un colectivo concreto (la mujer) en función de su sexo/género. Es el hecho de pertenecer a un genero concreto el que favorece ser posible víctima de violencia por parte del otro género (masculino).

Tradicionalmente el genero masculino representaba la figura autoritaria y dominante con funciones de sustento económico y proveedor, estable emocionalmente y “educador” (en cuanto a que era quien marcaba limites y normas y se encargaba de hacerlas cumplir)

El rol femenino en cambio, se centraba en las funciones de sustento emocional, afectivo y de cuidado, gestión del hogar, dedicación en tiempo completo al correcto funcionamiento familiar tanto de origen como del cónyuge, inestable emocionalmente y “educable” (su pareja podía/debía corregir sus actitudes y comportamientos si los consideraba inadecuados). Estos roles han explicado y servido de justificación a la aplicación de actos violentos sobre la mujer durante mucho tiempo. Pero con el paso del tiempo los roles de género han ido cambiando, la masculinidad ha perdido su hegemonía y su propia identidad, y nos encontramos con muchos hombres que aún pretenden que los viejos hábitos sean eficaces en estos nuevos tiempos en que las mujeres se han colocado a su mismo nivel. Hablar por tanto de los roles que la sociedad ha ido formando y cambiando a lo largo de la historia tendría sentido para entender el aumento de la violencia machista.

Estos roles serían los pautados para personas adultas, enmarcadas en relaciones heterosexuales. Y los/as niños/as también estarían educados de manera diferenciada para que de mayores pudieran desarrollar correctamente sus roles adultos/as.

En este contexto, la violencia estaría aceptada socialmente como herramienta educativa, tanto para marcar a los/as hijos/as lo adecuado, como para marcar a la mujer en el mismo sentido.

Ante la rebelión de muchas mujeres ante este rol impuesto, se intenta corregir con más violencia. Por lo que la violencia machista siempre ha sido un hecho existente social (y aceptado con anterioridad), y por tanto, en aumento en torno a la rebelión de la mujer buscando la igualdad en los roles sociales de género.

Visibilizar conductas que estaban socialmente aceptadas conlleva la tarea de identificar aquellas conductas violentas que han estado normalizadas durante mucho tiempo.

En la actualidad, podríamos hablar de que hay una mayor visibilidad, lo que conlleva a un posible aumento de las denuncias. Un cambio de leyes que genera mucha confusión ante la complejidad legislativa…

Estamos ante una crisis de gran magnitud donde el cuestionamiento de las funciones de los roles de género nos llevan a un desconcierto, que a pesar de las buenas intenciones sociales de establecer roles más equitativos siguen despertando mucho caos que se refleja en nuestras relaciones y educación, principalmente.

Lo importante a tener en cuenta ante cualquier crisis es que las herramientas antiguas no funcionan y las nuevas están por descubrir, por lo que tener paciencia y ver esta etapa como una etapa de oportunidad al cambio y a la mejora, será la posición en la que todas las personas podremos encontrar una posición en sintonía ante el desconcierto de todas.

Por qué generan adicción los videos cortos de las redes sociales

Las personas son cada vez más impacientes y todo lo quieren para ayer. De ahí la gran popularidad de los vídeos cortos, que permiten obtener la máxima información durante el menor tiempo posible. ¿Es este el secreto de su adicción?

La adicción de los vídeos cortos de las redes como TikTok

Los videos cortos de redes sociales como TikTok, Instagram Reels y YouTube Shorts, se han vuelto extremadamente populares en todo el mundo. Hay usuarios que se pasan horas y horas al día navegando y viendo estos videos, lo que puede llevar a una peligrosa adicción.

Esta adicción tiene que ver con la dopamina en el cerebro. Es un neurotransmisor que se libera cuando una persona experimenta placer o recompensa. Los vídeos cortos pueden activar esa liberación de dopamina en el cerebro; generando en la persona esa sensación de diversión o satisfacción y provocando el deseo de ver más.

¿Cuál es el motivo real por el que causan tal adicción?

  • Entretenimiento: en primer lugar, por entretenimiento. Estos vídeos cortos están diseñados para entretener, divertir y emocionar. Con lo cual, consiguen mantener al espectador enganchado y con ganas de querer ver más. Además, los algoritmos de las redes sociales trabajan en segundo plano para poder mostrar a los usuarios el contenido que les gusta, uno tras otro.
  • Se pueden consumir en cualquier momento: a diferencia de los videos más largos que requieren de mucho más tiempo y atención, los videos cortos se pueden ver rápidamente en cualquier momento o lugar. Mientras esperas para ser atendido en el dentista, mientras vas en el autobús, mientras vas al baño o mientras esperas a que hierva el agua para cocer los espaguettis.
  • Están de moda: al ser algo que se encuentra de moda y en boca de todos, tienen un efecto contagio. “Pican” la curiosidad y ello lleva a comprobar “de qué va eso”; y una vez se empiezan a ver acaban enganchando. Por una parte porque resultan atractivos, y por otro lado porque facilitan (o eso se cree) la socialización al compartir algún tema de interés con otras personas que permiten iniciar interacciones con el típico: “¿has visto este vídeo en el que…?”.

Sin duda, estos aspectos son clave en su éxito. Pero el problema está en la falta de control al consumirlos. Hay personas que pasan horas y horas en estos entornos dejando de lado tareas laborales, escolares, domésticas y sociales. Cuando esto ocurre podemos encontrarnos ante lo que llamamos una adicción sin sustancia, que como cualquier adicción nos condiciona la vida impidiéndonos llevar una actividad normal si no está presente. La habituación, la tolerancia y el síndrome de abstinencia (psicológico) están presentes y se hará necesario recurrir a un profesional para poder salir de ello.

Si es tu caso…¿quieres que hablemos?

Los trastornos de la conducta alimentaria: cómo identificarlos y qué podemos hacer

Los trastornos de la conducta alimentaria están, desgraciadamente, a la orden del
día. Más aún en tiempo de redes sociales, porque se visibilizan los “cuerpos perfectos”
y son muchas las personas que desarrollan ciertos complejos e inseguridades, que
les lleva a establecer con la comida una relación desajustada.
Pero, ¿cómo saber si se sufre este trastorno?

Trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por una
preocupación extrema por el peso, la forma del cuerpo y la alimentación.

Los trastornos más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el
trastorno por atracón
. Pero no siempre resultan sencillos de identificar, dado que
varían en cada persona. ¿Qué señales lo evidencian?

Cambios significativos en los hábitos alimentarios: la persona que desarrolla
algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria empieza a saltarse comidas,
comer en secreto, a restringir al máximo las calorías, a comer demasiada
comida en muy poco tiempo, etc. Son señales claras de que algo no marcha
bien, porque no son conductas normales ni adecuadas.
Obsesión con el peso corporal y la apariencia física: otra señal que confirma
este tipo de trastorno tiene que ver con la obsesión que desarrollan por su
peso y su físico. Normalmente, quienes lo sufren se están pesando a menudo,
muestran una preocupación extrema por su apariencia, hacen comentarios
negativos sobre su físico, etc.
Cambios en el estado de ánimo: otra señal a la que es importante prestar
atención, son los cambios en el estado de ánimo de la persona que
posiblemente está afectada con este trastorno. Por ejemplo, irritabilidad,
aislamiento social, depresión, ansiedad, etc.
Presencia de problemas físicos y de salud: uno de los principales problemas
de los trastornos en la alimentación, es que pueden desencadenar otros

problemas de salud graves. Por ejemplo, fatiga, dolor de cabeza, amenorrea,
pérdida de cabello, falta de energía, mareos o problemas gastrointestinales,
entre otros.

¿Qué se puede hacer para superarlo?

Los Trastornos del Comportamiento Alimenticio (TAC) son complicados de resolver
ya que se trata de una “adicción” ante una “sustancia” que se encuentra presente de
forma constante y necesaria en nuestro día a días: la comida. Ante cualquier otra
sustancia se iniciaría la intervención con un alejamiento de ella y del entorno en el
que se pueda encontrar y/o favorecer el consumo; pero esto no es posible cuando se
trata de algo imprescindible para la vida. No podemos prescindir de la alimentación
si queremos sobrevivir, por lo que la intervención ha de dirigirse a establecer una
relación adecuada con la comida, lo cual no es sencillo. No obstante, los TCA tienen
solución y se pueden superar. Lo más importante es ser consciente de que se tiene un
problema y reconocerlo para poder ponerse en manos de un profesional lo antes
posible. Sabemos que es difícil reconocer que se tiene un problema y a veces se entra
en una fase de negación que dificulta la solución del problema, pero como en
cualquier trastorno es mucho más sencillo resolver algo en sus primeras fases que
cuando el trastorno ya se ha instaurado de forma estable. Gracias a la terapia, puedes
no solo identificar el origen del problema, sino combatirlo, para que el trastorno
alimentario deje de formar parte de tu vida y puedas volver a ser tú.

Qué es la dismorfia corporal

La dismorfia corporal o trastorno dismórfico corporal (TDC), es un tipo de afección psicológica que desarrollan las personas que tienen una preocupación excesiva e irracional por su apariencia física; afectando gravemente a su salud. Es un trastorno que afecta a alrededor del 2% de la población general, a hombres y mujeres.

Dismorfia corporal: qué es y cómo saber si se sufre

Las personas que sufren de dismorfia corporal perciben a menudo una serie de defectos imaginarios o leves en su apariencia física. Aunque puede afectar a cualquier parte del cuerpo, normalmente ocurre en la piel, el cabello, la nariz, los dientes, los senos, etc. También afecta al peso o la altura.

Una persona que tiene este trastorno pasa horas al día preocupado por su apariencia. Se mira al espejo y se compara con otras personas, lo pasa francamente mal teniendo inseguridades y problemas de autoestima.

El problema llega en los casos más graves, donde las personas realmente dejan de querer salir de casa, evitan socializar o participar en actividades donde tienen que mostrar el cuerpo. Digamos que, no son capaces de hacerlo, les supera.

¿Por qué se desarrolla este trastorno?

En realidad, no existe una causa como tal. Pero sí se cree que se trata de una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Así como posibles desequilibrios químicos en el cerebro o experiencias traumáticas y presiones sociales fruto de los estándares de belleza actuales. El bombardeo de imágenes con cuerpos perfectos (“perfectamente retocados digitalmente”) lleva a las personas a establecer una continua comparación en la que lógicamente “salen perdiendo” generándoles la idea de imperfección y una autovaloración negativa muy peligrosa.

¿Come se puede corregir?

Ajustar las expectativas de la persona a la realidad haciéndola ver incluso los trucos de que se valen las redes sociales y la publicidad para conseguir esas imágenes perfectas, es uno de los primeros pasos para la autoaceptación.

En los casos más graves, el tratamiento de la dismorfia corporal combina terapia psicológica y farmacológica (para reducir síntomas de ansiedad y depresión muy intensos que pueden dificultar la permeabilidad a la terapia). En general, la terapia cognitivo-conductual (TCC) suele resultar altamente efectiva para ayudar a las personas que sufren este trastorno.

Son muchos los casos que se ven en las consultas con este problema. Generalmente afecta más en la adolescencia y primeros años de la juventud, momentos en los que las inseguridades y dudas están más presentes, pero no es raro que la dismorfia corporal se mantenga en la edad adulta encontrándonos con pacientes asiduos a operaciones de estética en un afán por conseguir su ideal de belleza imposible.

La ayuda profesional en estos casos es imprescindible y ayuda a cambiar la percepción sobre el propio cuerpo, a autoaceptarse, a valorarse y quererse tal como se es.

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